Ramón Guevara
En la práctica, olvidados en las gestiones anteriores, sus pobladores le solicitaron al gobernador del estado Mérida ayudarlos a sobrevivir a la crisis que los ha golpeado duramente
Piñango, mayo 12 (Prensa OCI).- En esta apartada población del municipio Miranda del estado Mérida, donde con mucha dureza ha atacado la grave crisis que aqueja a toda Venezuela, sus pobladores —sin embargo— guardan mucha esperanza “en que el gobierno democrático que preside Ramón Guevara sí los ayudará con diligencia a resolver la aguda problemática que aquí se atraviesa”.
La declaración fue expuesta por el dirigente comunal Ramiro Sánchez al mandatario, en una asamblea a la cual asistió la mayoría del pueblo, concentrado en la plaza Bolívar, durante la cual le plantearon la urgencia de darle soluciones principalmente al alumbrado público, al suministro de agua potable, a los pequeños sistemas de riego; además le solicitaron la reparación de la ambulancia y créditos para la adquisición de semillas y fertilizantes. Pero el clamor de padres y madres fue lo relativo a la alimentación.
Dijeron los vecinos que desde hace meses no comen carne ni pollo, tampoco granos, enlatados ni pasta, ya que adquirirlos en Timotes o Mucuhíes implica costos que casi nadie puede sufragar, incluyendo el transporte, tan escaso como impagable. Por la situación país —denunciaron— las 11 bodegas que el pueblo tenía, están cerradas.
Indicaron que, dada la distancia y ubicación geográfica de Piñango, no recibieron casi nada de atención de las gestiones anteriores, por lo que la crisis que se enquistó en el país, en lo económico fundamentalmente, golpeó de modo muy pronunciado a sus pobladores.
Piñango es una zona paramera productora de papa, apio, cilantro, cebolla y zanahorias, sobre todo, que en los últimos años ha visto mermada su única actividad, agravándose al extremo de tener comprobadas situaciones de hambre.
Le solicitaron, asimismo, el servicio de internet y activar con el Gobierno central la telefonía. El pueblo —le indicaron— está sin bombillos. “De noche —dijeron—, nos alumbramos con luz de luna, si acaso no llueve o la neblina no nos la tapa”. Piñango, desde hace diez años, no ha tenido un solo policía. Por su parte, los niños le pidieron gestionar un transporte que los lleve, desde las aldeas, a la escuela.
El gobernador les garantizó que, dentro de la escasez de recursos que enfrenta su gestión, dará respuesta positiva al mayor número posible de reivindicaciones.
Anunció que el venidero domingo 26 regresará para llevar a cabo un vasto operativo de atención quirúrgica y social, así como un mercado a cielo abierto que podrá abastecer a los habitantes del pueblo y aldeas vecinas. Se traerán —prometió— cien o más kilos de carne de res y de pollo, a precios solidarios.
También aseguró que se dotará de los metros de mangueras de una pulgada necesarios para los sistemas de riego de Las Tapias; de igual manera, reparará el muro que sirve de dique al pequeño acueducto que antes suministraba el agua potable, y que por estar dañado desde hace más de cuatro años la gente se ve obligada a aprovisionarse de agua del río Chirury. Para la iglesia se requiere pintura y para la escuela un obrero ambientalista. El gobernador pidió a los asistentes que le diesen un candidato para realizar tales tareas. Franklin Ramírez, de 26 años, fue el seleccionado. La provechosa visita de Ramón Guevara finalizó con el reparto del vaso solidario a los niños del pueblo.
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